Roberto da Silva Rocha, profesor universitario y politólogo
Lacração, o decir la verdad, así introdujeron los tucanes el eufemismo en Brasil, que es decir las mismas cosas con matices culturales idiomáticos que desvían las palabras de su significado connotativo, pero los filólogos saben que no hay sinónimos, cada palabra tiene un peso en el idioma y en la subcultura eso solo tiene sentido ahí, por eso tuvo repercusión mundial la traducción de la palabra Nego por extranjeros y por lacradores cuando Nelson Piquet dijo que nego estaba tirando el carro de Vespa fuera de la pista, pero nego es el genérico Derecha chicos, gente, gente, pero Nego es negro, color de piel, condición social, es condición étnica, así como el mango es fruta, el mango es una curva en la tubería de unión en la plomería, el mango es parte de la pieza de la camisa que cubre el hombro, pero manga es argot en Paraíba, así entramos en la era de los tucanes del PSDB que cambiaban las categorías de las cosas cambiando las palabras, así delincuente menor se convirtió en menor en conflicto con la ley, prostituta y niño el programa pasó a ser una mujer que brinda ocio al varón adulto, el pobre pasó a ser un excluido del sistema capitalista cuya inclusión no es deseada por los mismos comunistas por ser un sistema económico desigual e inicuo, morro com favela pasó a ser una comunidad sobre el asfalto, creen que cambiar los nombres cambia las circunstancias, quien nace en el noreste de Brasil no puede llamarse nororiental, quien nace negro no puede llamarse negro, quien es pobre no puede llamarse pobre, por eso los mayores hinchas de fútbol de Brasil, hicieron conformada por la mayor fracción de negros, pobres, bandoleros y nordestinos no puede ser conocida como urubú, la misma muchedumbre invisible que deserta cuando el Flamengo va perdiendo y aparece brotando por todos lados cuando el Flamengo es campeón porque la única victoria del pobre, el negro, el bandolero, el nordestino en vida que lo pueden festejar es cuando gana el flamengo. Difícil de tragar.
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