Roberto da Silva Rocha, profesor universitario y politólogo
Amor, el mismo de siempre
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No me imagino lo que pasó en la separación: si fue grave entonces el fin es la salida porque arrepentirse, perdonar y castigar no paga ni borra lo que pasó porque los actos son definitivos, los hechos son definitivos.
Por otro lado, el amor es una patología, que para triunfar, el amor no puede ser una conquista, el amor es sumisión, porque el mayor anhelo del ser humano es el poder, luego viene la riqueza y, finalmente, la supervivencia fisiológica, no incluso explicaré las tres formas de suicidio: anómico, egoísta y autruista, entonces amar es entregarse, es aniquilarse, es entregarse es entregarse sin cargo y sin expectativa de retribución, porque el amor es no un intercambio, el amor es una enfermedad es una patología inventada por nuestra fantasía, es una mentira conscientemente consentida para idolatrar a una persona que no existe sino en nuestra imaginación; para bien o para mal, pues: lo feo parece hermoso, lo malo parece bueno, lo deshonesto parece honesto, el castigo parece cariño, el dolor parece placer, y el infierno parece cielo; porque el amor es una ilusión.
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