Roberto da Silva Rocha, profesor universitario y politólogo
déficit cerebral estratégico
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Lo que los politólogos de todo el mundo se preguntan, como yo: ¿dónde está el think tank estadounidense que condujo la disputa por el control mundial por el camino de la confrontación militar?
El único país del mundo que logró arrebatarle la libra esterlina a la divisa, desde el final de la segunda guerra mundial, retirarse de la caja de conversión del Reino Unido, y aun teniendo que rehacer el acuerdo de Bretton Woods, aún mantiene el control global de SWIFT e internet mundial, con sede y los principales canales de acceso de las principales redes mundiales como: Google, Facebook, Instagram, Whatsapp, Wikipedia, entonces, no necesitó extender su poder mundial más allá de lo económico, a través de la disputa en otro dominio., precisamente del único vector donde no tiene la hegemonía que es en el campo de la tecnología militar. Innecesario, improductivo, incómodo.
¿De dónde surgió la idea de aceptar la trampa de la disputa en el campo estratégico militar ante la evidente inferioridad hacia Rusia cuando el presidente Putin en 2014 demostró al mundo sus armas extraterrestres que no fueron tomadas con la debida seriedad, en una presentación de power point donde USA se burló e ignoró el enorme peligro que representaba ese conjunto de tecnología?
Estados Unidos creía que su tecnología de aviones furtivos de los bombarderos estratégicos B1 y los aviones de combate furtivos F22 Raptor y F35 Eagle Lightnning podrían penetrar las defensas antiaéreas rusas completamente ilesos, por lo que los rusos demostraron su nueva generación completa de armas. tecnología desconocida y sin precedentes que consiste en armas láser para cegar y destruir satélites y cegar los sensores infrarrojos de los satélites espía y aviones no tripulados espía; así la nueva familia, sin precedentes y sin competidores en occidente, de nuevas armas como: los misiles planeadores hipersónicos con velocidades de 7000 km por hora al Avangard con una velocidad de 33000 km por hora, los torpedos con 100 megatones de TNT atómico equivalentes o nucleares; los sistemas de drones de motor atómico de Buerevestnik capaces de volar indefinidamente durante muchos años sin aterrizar; los submarinos de ataque súper silenciosos y los portamisiles; los sistemas de codificación de ondas de radio y radar de Murmansk capaces de cegar los enlaces de datos militares y civiles, deshabilitar el GPS y las antenas de radar enemigas; entonces: ¿dónde estaban los asesores presidenciales que ni siquiera consideraron las 6000 cabezas nucleares nuevas y las 8000 cabezas nucleares viejas en la reserva de la ex URSS?
El déficit de cerebro nos ha llevado a la situación actual en la que se utilizó indebidamente a la OTAN para intimidar a Rusia a través de un actor mediocre ingenuo y crédulo que llegó al poder a través de una de las pocas revoluciones de color exitosas, justo en Maidam Square, ese día en que Occidente se volvió toda la noche celebrando el mayor éxito de la conspiración, algo que podría repetirse valientemente en Taiwán, Hong Kong, Brasilia, y así, la idiotez sigue prosperando a causa de la enfermedad del déficit cerebral estratégico.
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