segunda-feira, 5 de agosto de 2024

La adictiva narcosis humana colectiva

La adictiva narcosis humana colectiva

La aglomeración de personas en un ambiente de alta densidad produce una narcosis de conciencia alterada que conduce a un estado de gratificación por el efecto multitud.

Efectos psicosociales, sinérgicos y otras sinestesias como el efecto grupo, efecto sistema, alteran la sensibilidad y modifican la conducta y la conciencia de autonomía personal egoísta y nos transforman en seres con comportamiento ganadero o cardumen, donde cada persona comienza a alinear sus movimientos para sincronizarse con la multitud, y luego comienzan a alinear el comportamiento y las actitudes mentales para sincronizarlos con sus vecinos, entonces el comportamiento en la multitud puede conducir a sentimientos inesperados de poder y mejorar comportamientos que un individuo fuera de la multitud no haría solo. la multitud siente que es parte de un único organismo más grande y poderoso y las actitudes están sincronizadas en una dirección.

Este animal colectivo tiene una personalidad que no es la suma de todas las personalidades individualmente, el grupo construye una personalidad superior y distinta a la suma de las personas del grupo, luego modifica la disposición de cada persona de la multitud y modifica sus límites. y potencialidad eliminando y reduciendo las restricciones morales y dando confianza y audacia circunstancialmente.

Esta experiencia fuera del control personal aporta una satisfacción que anima a disfrutar de la multitud, porque ésta no puede construirse sola, ni controlarse y dirigirse, sólo disfrutarse y apreciarse, utilizarse para trascender las propias limitaciones y decisiones.

Las personas en la multitud se dan cuenta de que no pueden comunicarse verbalmente como amigos o socios; sin embargo, la comunicación gestual y corporal y el intercambio de información subliminal y emocional a otro nivel ocurren sin verberación oral, y esta forma de comunicación e intercambio de información no verbal toma Nos remontamos a los recuerdos de la era cavernícola de nuestros antepasados ​​antes del lenguaje y el estilo de vida sedentario, la nostalgia del ser primitivo que dependía de la solidaridad orgánica para la supervivencia de la especie sapiens.

A los seres humanos les gusta que las multitudes se sientan parte de una organización poderosa y superior a su individualidad, como la religión, la ciencia, el gobierno, que fueron creados por la civilización para protegernos de nosotros mismos.


Roberto da Silva Rocha, professor universitário e cientista político

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