domingo, 13 de abril de 2025

¿Lo tiene o no?

¿Lo tiene o no?

Todo empieza con la separación entre el macrouniverso y el microuniverso, que en la escala normalizada de la métrica universal del sistema métrico decimal micro no es lo opuesto de macro, micro es un submúltiplo inverso de un millón, por lo tanto, micro es la magnitud del inverso de un millón, para ser claros lo más correcto sería el macrouniverso y el nano que también constituye otra cantidad discreta submúltiplo del inverso de mil, así para llegar al mínimo de Planck que sería el menor tamaño posible en el mundo material diez elevado a menos 35 =
(0,0000000000000000000000000000000000001)
como el valor más pequeño del universo antes de que desaparezca como medida de cualquier tamaño posible de materia o medida de cualquier cantidad de cualquier rastro de energía.

Esta introducción se hizo para aplicar conceptos opuestos en dimensiones opuestas del mundo, cuando miramos grandes objetos celestes como el Sol, o el Cisne, o el Cannis Major o Betelgeuse, solo para argumentar, según el teorema de la relatividad general de Einstein, la gran masa absoluta del Sol curva la estación y el tiempo, de modo que altera el tiempo que pasa mucho más lentamente que en la Tierra, debido al menor tamaño de la Tierra en relación al Sol, y crea el efecto de lente gravitacional, curvando la imagen detrás de una estrella grande, haciendo que la luz de los objetos colocados después de los objetos grandes se curve debido a la gravedad, lo que altera también el espacio.

Pero en el espacio del mundo de los electrones, del nano-mundo, ocurre una paradoja que hace imposible utilizar los mismos principios, por lo que según el matemático Schrödinger la existencia del electrón sería imposible según los estándares de la física clásica y según la relatividad general, porque en poco tiempo el movimiento de un electrón o de un par de electrones o más generaría una enorme cantidad de sinergia, y sinestesias que agotarían toda la energía del universo para mantener los arreglos de un átomo desde el más simple al más complejo.

Para salir de esta paradoja, Schrödinger propuso un nanomundo de electrones formado por fluctuaciones cuánticas, es decir, la materia deja de existir todo el tiempo, se condensa en el espacio-tiempo durante unos nanosegundos y si desaparece vuelve a aparecer, por lo que la materia del universo, muy sólida y natural en el mundo macro, no es más que ondas en el mundo nano.

Esta contradicción entre el mundo ontológico de las partículas y el mundo concreto y material no tiene un punto de convergencia y conjugación de los dos principios simultáneamente para unir las dimensiones extremas de los dos universos: el muy grande y el muy pequeño.

¿El mundo que vemos y sentimos existe o no?


Roberto da Silva Rocha, professor universitário e cientista político

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