Proselitismo
¿Te has parado alguna vez a pensar y reflexionar que algunas categorías de comportamiento humano necesitan del proselitismo para instigar y estimular o incluso educar y, en el límite, adoctrinar a las personas para que adquieran determinados comportamientos sociales, políticos, religiosos, sexuales, económicos, deportivos, artísticos, en general?
Para ser capitalista no hay ningún movimiento en el mundo que catequice o convenza a la gente de ser codiciosos, egoístas, ambiciosos, nada de eso. De lo contrario.
Ser religioso requiere persuasión, predicación, evangelización, elaboración de conceptos, doctrinas, liturgia, abnegación, estudio, conversaciones, discusiones, ser acogido, inducido, convencido de ser: comunista, socialista, evangélico, cristiano, musulmán, tenemos propaganda para comprar cigarrillos, bebidas, ropa de marca o una nueva moda, ciertos tipos de alimentos y para una gama de otras cosas no hay necesidad de propaganda ni de persuasión para abandonar las ventajas y el bienestar anteriores para sacrificarse en aras de la nueva conducta inducida.
La pregunta que surge naturalmente es: ¿por qué ciertos comportamientos son naturales y otros necesitan ser estimulados, alentados y venerados artificialmente?
Ninguno de esos comportamientos naturalmente adoptados genera confusión. los conflictos, el cansancio mental o psicológico no generan costos sociales, no terminan en disputas y desacuerdos y son plenamente aceptados, mientras que las conductas que requieren mucho esfuerzo para ser adoptadas crean un alto costo para ser adoptadas por la sociedad y casi siempre terminan dividiendo a la sociedad en grupos antagónicos que casi siempre están en conflicto, desde: entre veganos o vegetarianos y carnívoros; entre los pacifistas y los indiferentes; entre los partidarios de grupos políticos; entre los aficionados a los clubes deportivos; entre grupos religiosos y sectas y religiones; entre inmigrantes y locales; entre grupos culturales y étnicos regionales.
Las naturalezas naturalmente e inherentemente diferentes que no pueden ser cambiadas por la simple voluntad son un capítulo aparte de las divergencias humanas y consideradas naturales, como la lengua, el color de piel, la cultura, la gastronomía, en fin, los elementos identitarios del grupo originario tienden a separar a las personas sin inducir necesariamente a la confrontación o contienda, salvo una historia previa de disputas y agresiones ancestrales mal resueltas entre tribus étnicas, culturales y regionales y algún prosélito vendedor de su superioridad genética, culinaria y nativa sin ningún sustento científico que justifique sus supuestas cualidades superiores salvo la propaganda del orgullo identitario.
Como podéis ver, sólo las cosas malas necesitan prosélitos, necesitan reclutadores, necesitan seguidores, necesitan propaganda, necesitan convencer, necesitan predicación. Las cosas malas no se propagan solas, siempre vienen con la promesa de ventajas, como la primera dosis de cocaína, el primer sorbo de alcohol, el primer cigarrillo que te mete un adicto en la boca.
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