quinta-feira, 8 de setembro de 2022

Música para el mestizaje

Roberto da Silva Rocha, profesor universitario y politólogo

Música para el mestizaje

Vivimos la fase de la banda sonora de la música para el cruce, para el apareamiento de la especie homo sapiens en Brasil.

Solo nosotros, los brasileños que salimos de la era de la moda musical de apretarnos en el inodoro, sostener el Tchan, bailar sobre la boca de la botella, hicimos el coco, pis, todo en la boca de la botella, y fue el grito para el inicio de la era y la fase oral, era entrar al borde o borde de la zona del doble, triple beso, era besar y salir inmediatamente en busca de otras bocas distraídas, esta era la iniciación sexual en el post -rito de pasaje de la adolescencia tardía de millones de paulistanos que, libres del estricto protocolo de la Paulicéia formal de las oficinas de la Avenida Paulista, sin traje pantalón, sin traje, sin tacones altos y sin protocolo social cuatrocientos años, la paulistada fue liberada de cuatro siglos de educación en las escuelas más caras de Brasil, con batas de uniforme, uniformes de clase, uniformes de fiesta y la impecable toga de graduación, rematando el lujoso atuendo after prom.

Ahora estamos cerrando la fase del modo post romance, donde celebramos con gran pompa los amores frustrados, los romances fallidos, la traición, la depresión amorosa, todo lo que puede ser la otra cara de un romance idealizado del siglo pasado se ha convertido solo el lamento temático de los amores fallidos, el tema de la melancolía amorosa explorado desde todos los ángulos, con mucho trago, muchas horas en las redes sociales vengando la separación para demostrar que ahora la línea avanzó, todo va mucho mejor, a pesar de el inmenso dolor de la separación, este el soundtrack que termina en el nuevo milenio en Brasuca, y así el sertanejo se disputa con el funk brasilero que se venga de años de machismo tóxico y la vagina domina el baile, las mujeres se agachan para mostrar su vagina y se frotan su vagina que ahora es la coreografía principal del funk, los chicos solo recortan la pelvis de las chicas casi arrodillándose para frotar al chico el poder de la vagina y hacer la entrega de los falos pero bajo las condiciones impuesto por la testosterona femenina.

Atrás quedaron los días de los bailes donde las caderas dibujaban una media luna con pequeños y vigorosos movimientos apenas insinuando una lejana sensualidad, todo muy discreto con muchos acordes complejos con melodías sumamente elaboradas en muchas capas sonoras con disonantes ya esperados por oídos entrenados a un muy sonido sonido variado y colorido de novedades que parecían no tener fin cada semana, decenas de músicos trabajando durante meses enteros para detonar las salas con flamantes coreografías que acompañaban las novedades de contrapunto y fuga inspiradas en los acordes clásicos de Beethoven, Rachmaninoff, Handel , Puccini, Barh muchas veces. Frases plagiadas de clásicos como Tchaikovsky y sofisticadas armonías extraídas de la obra de Mozart, era la era de la música cortada en las salas de los grandes clubs, no se podía ser artista sin estudiar mucha teoría musical. , la era disco terminó con la invención de la variante llamada disco techno, con riffs repetidos en el sintetizador electrónico Batería rónica y electrónica con el DJ y MC construyendo el tema sobre una base disco, haciendo la mezcla en vivo y el drive en la aguja de un carísimo tocadiscos siempre encima de un disco de vinilo.

Y ahora lo que viene después de esta avalancha de perturbaciones sonoras e insinuaciones eróticas; ¿Hemos llegado al límite? Así que la moda vuelve al punto de partida como una espiral reinventándose desde el pasado y rehaciendo todo como si fuera nuevo, al fin y al cabo, la nueva generación nunca ha oído hablar del pasado, y el pasado es el remake de aquellos que piensan que todo es nuevo.

Roberto da Silva Rocha, professor universitário e cientista político

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