¿Evolucionismo versus creacionismo?
El gran debate entre los dos polos opuestos sobre la genealogía de las ideas sobre el origen de la vida en la Tierra, obviamente —si me refiero a la vida en general, estoy extrapolando o yendo más allá del alcance del debate sobre los orígenes de la vida— oculta el verdadero dilema sobre las diferencias que oponen a las dos posturas principales en la cuestión: ¿de dónde surgió la vida?, ¿cómo surgió? y ¿cuándo surgió?
La mayor diferencia entre las dos posturas principales en el debate sobre el origen de la vida quedó oculta por la metáfora más central, que ninguna de las partes tiene clara.
Evolucionismo.
El modelo científico explicativo del origen de la vida parte de la metafísica, desde la cual se argumenta que la materia insensible se basa en el azar, en la brutalidad de un modelo de universo sin inteligencia que opera mediante intentos excesivos de alcanzar el límite del infinito. En esta regresión al infinito, solo la suerte y los accidentes pueden construir y reemplazar la inteligencia pura e inmaterial, obviamente no espiritual o aespiritual, por el modelo probabilístico puro y simple que opera con fuerza bruta, solo para demostrar que no necesita intencionalidad, ni inteligencia, ni interferencia intencionada, ni nada más que la lógica de la retroalimentación o la lógica del inductivismo de la ley de los grandes números, es decir, el determinismo de los hechos consumados que explican a posteriori las verdaderas causas: es decir, las consecuencias o resultados explican y eligen las causas.
Las cosas funcionan porque las causas correctas estaban presentes de antemano y por casualidad, pero, ciertamente, el resultado es lo que justifica y crea las causas, en una causalidad invertida.
El evolucionismo explica y justifica las causas mediante hechos consecuentes, y no al revés, dado que no toda causa produce un resultado predicho o predecible, sino un conjunto de causas posdeterminadas derivadas de los resultados, donde los efectos justifican las causas.
Los efectos crean y explican las verdaderas causas.
Este mecanismo heurístico de la ley del evolucionismo de las especies es una causalidad inversa donde no se sabe de antemano si todas las leyes de la evolución funcionarán: solo se sabe que funcionaron porque produjeron sus efectos, nunca de antemano, mediante las mismas leyes.
Este es el problema epistemológico de excluir totalmente la inteligencia y la predictibilidad del método evolutivo.
No hay intencionalidad ni inteligencia detrás de la evolución; la evolución es estúpida, ininteligible e impredecible; constituye un sistema de creencias en la estupidez y en la total falta de información y control; planificación y división de funciones y tareas en el proceso; falta de objetivo y propósito.
El evolucionismo es una aberración en el mundo de la información, la organización, la inteligibilidad y la racionalidad. Carece de propósito.
Supuestos del evolucionismo:
a) No existe inteligencia en el universo material;
b) Las consecuencias (los efectos, los hechos) explican y justifican sus causas;
Creacionismo.
El creacionismo no busca incorporar la inteligibilidad ni la racionalidad a su propósito explicativo, sino que señala la presencia central de la inteligencia en la ecuación de la vida como un proyecto dotado de coherencia, racionalidad, control, administración y previsibilidad.
Partiendo de la hipótesis de que la creación presupone un creador, excluyendo la figura del creador como actor activo, la inteligencia, al no ser un espíritu ni algo material, sería entonces inmanente al universo sin formar parte de ninguna entidad en él, simplemente un sistema de información y, como tal, un conjunto de datos organizados, perteneciente a un protocolo manipulable por software que organiza el universo y se presenta a la inteligencia humana en forma de leyes científicas, o un conjunto de leyes de la naturaleza descifrables y cognoscibles, que llamamos disciplinas científicas.
¿Quién o qué manipula el conocimiento de las leyes del universo y cómo lo hace?
El conocimiento denominado creacionismo introduce la variable o factor omitido por el evolucionismo, que excluye la inteligencia al imaginar que es completamente innecesaria como parte del proceso de desarrollo y creación de la vida.
Supuestos del creacionismo:
a) El universo es inteligente;
b) El universo es proactivo, no simplemente pasivo y receptivo.
Conclusiones:
Para superar este impasse, admitiendo la inexistencia de inteligencia en el universo, los evolucionistas crearon una autojustificación que elimina la necesidad de leyes naturales distintas del azar, meramente reactivas, sin proactividad, inteligencia ni previsibilidad. Todo es materia, todo es tosco, todo carece de sentido, todo carece de propósito, y, en última instancia, el propósito surge de la propia utilidad circunstancial, atestiguada, aprobada y utilizada por el entorno sin un proyecto o diseño racionalmente premeditado.
No hay propósito ni finalidad porque no admite la inteligencia como parte de su concepto puro: La ciencia es mero accidente.
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